En cifras generales, Chile ha mejorado la brecha entre hombres y mujeres. El Índice de Desigualdad de Género (IDG) elaborado por el PNUD, un indicador que considera salud reproductiva, empoderamiento y mercado laboral, ha mostrado una reducción constante en los últimos diez años, pasando de un índice de 0,33 en 2011 a 0,19 durante 2021 (en el que 0 indica igualdad total y 1 una desigualdad total de género).
Sin embargo, si se revisan las cifras asociadas al mundo de las ciencias, el conocimiento, la tecnología y la innovación (ecosistema CTCI), la situación cambia dramáticamente: del total de las personas haciendo investigación, apenas un tercio (35%) son mujeres; ganan menos que sus pares y según avanzan en el nivel de educación, disminuye también su representación.
Estos datos son parte de la Tercera Radiografía de Género realizada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (MinCiencia) a través de su Oficina de Estudios y Estadísticas. Reúne información desde encuestas propias y otros datos disponibles del Mineduc, INE, Inapi, y organismos internacionales como OCDE y PNUD, entre otros.
«Sabemos, y esto está medido por la ciencia, que los equipos de investigación que son diversos en género, pero también en el área científica, son más productivos y generan mejores conocimientos. Por eso, nos hemos comprometido a impulsar medidas para reducir la brecha existente en el sector, ya que es parte importante de la agenda del Gobierno, del ministerio y de la subsecretaría. La Radiografía es de gran valor en ese sentido porque nos permite hacer un seguimiento multidimensional de las brechas entre hombres y mujeres en el sistema CTCI», señaló la ministra Aisén Etcheverry.
El objetivo de este estudio es promover la equidad para todas las personas en el desarrollo de carreras científicas, un eje que es también clave en el trabajo que desarrolla esta cartera.
Para la subsecretaria, Carolina Gainza, «existen nudos estructurales que producen y reproducen inequidades de la sociedad en estas áreas y para desatarlos, las recomendaciones apuntan no sólo a garantizar la igualdad de oportunidades para ingresar y avanzar en disciplinas CTCI, sino también a generar medidas para asegurar una igualdad sustantiva de oportunidades que permitan aumentar la participación de las mujeres en diferentes áreas del conocimiento, como los criterios de paridad que se están sumando a las becas desde el año pasado, por ejemplo». Medidas como estas, deberían verse reflejadas en el mediano plazo, mejorando la brecha.
Una de las cifras más llamativas, es la cantidad de mujeres que son investigadoras respecto del total de personas que investigan entre los países OCDE. Para Chile, este porcentaje es del 35%, mientras que en países como España, Portugal o Reino Unido, este porcentaje está más cerca del 40% (2020).
Las diferencias entre hombres y mujeres no están en el acceso a la Educación Superior. Si se consideran todas las carreras (SIES de Mineduc, 2022), en el pregrado el 54% de la matrícula son mujeres y comienza a disminuir mientras mayor sea la especialización llegando al 51% en el magíster, 43% en el doctorado. Si se consideran las doctoras egresadas, representan el 37% y son apenas el 34% las doctoras mujeres investigadoras en Instituciones de Educación Superior (IES).
Entre los países OCDE, considerando al total de personas tituladas en el área STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) para el año 2020, se observa que en Chile solo el 8% son mujeres, mientras que el promedio OCDE de mujeres en área STEM llega al 16%. Somos el cuarto país con menos mujeres tituladas en STEM.
En Alemania el 25% de las mujeres tituladas en carreras universitarias, lo hacen en carreras STEM; Italia tiene un 18%, Portugal y Francia 17%, Estados Unidos, 16%. Reino Unido, México, Canadá y Corea del Sur, Israel, 16%, Colombia 14%.
«Cifras como estas refuerzan la necesidad de seguir iniciando acciones que busquen aumentar la presencia de mujeres en estas áreas, en todos los segmentos, porque el en pregrado las áreas STEM la diferencia entre hombres y mujeres es mayor», señala Gainza.
Entre las carreras del área STEM, a diferencia de las otras carreras, según se avanza en la especialización, hay más mujeres matriculadas: a medida que aumenta el grado académico aumenta la matrícula femenina en las áreas STEM. Esta situación es particularmente interesante ya que revela el creciente interés de las mujeres por programas de capital humano avanzado en dichas áreas, terreno que hasta hace un par de décadas era casi exclusivo para los hombres.