Según un reciente análisis de la Universidad San Sebastián, el ingreso promedio de las familias es hoy en día la principal barrera para acceder a crédito o comprar una vivienda en la RM.
Un reciente informe elaborado por la Universidad San Sebastián (USS), ha destacado que el cálculo de dividendo para una vivienda en la Región Metropolitana supera el 25% del ingreso promedio familiar. Esta cifra se ha convertido en un obstáculo para las familias que buscan financiamiento hipotecario en la capital.
El estudio, que analizó los datos del primer trimestre, simuló una hipoteca que cubre el 80% del valor de la propiedad a lo largo de 25 años, con las tasas de interés más bajas disponibles.
Los resultados sugieren que un grupo familiar necesita dedicar más de dos años de ingresos íntegros solo para completar el pie de la vivienda, mientras que el crédito hipotecario requeriría 11,8 años de ingresos familiares completos.
Las causas del problema
Los expertos a cargo del análisis comentaron que «la alta inflación experimentada entre 2021 y 2023 ha provocado un desajuste significativo entre el costo de la vivienda y los salarios reales, elevando el ingreso promedio como la principal barrera para acceder a financiamiento inmobiliario».
Esto ha incrementado notablemente el esfuerzo económico necesario para adquirir una vivienda, limitando así el número de personas que pueden financiar la compra.
Por otro lado, para las viviendas en la RM que califican para subsidios, el tiempo necesario para pagar la propiedad se reduce a 5,64 años. Desde la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño de la USS, señalaron que la venta de viviendas nuevas ha disminuido en un 10,8% respecto al trimestre anterior, con una reducción del 7% en el stock ofertado y una caída del 14,8% en los proyectos en venta.
Sin embargo, a pesar de las difíciles condiciones actuales que han excluido a muchas familias del mercado, las proyecciones indican una recuperación del sector.
En ese sentido, el mercado parece haber superado su peor momento, favorecido por una inflación más estable y mejores tasas de interés, proyectando que esta situación mejore aún más hacia finales de 2024 e inicios de 2025.