Desde reuniones sociales hasta fiestas de fin de año, pasando por las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, diciembre se caracteriza por un aumento significativo de la carga laboral y emocional, pues trae consigo la necesidad de cumplir con plazos laborales, compromisos sociales y reflexiones personales sobre los logros y metas.
En este contexto, algunas personas experimentan un decaimiento emocional, influenciadas por el clima masivo que rodea estas fechas. La presión social para participar en eventos, la preparación de regalos y la sensación de «cierre» del año pueden generar un agotamiento emocional, a menudo subestimado.
El impacto del clima emocional masivo se refleja en la salud mental de muchas personas, quienes se ven enfrentadas a la ansiedad, la tristeza y la fatiga emocional. «Aunque pueda parecer que en todas partes la gente celebra felizmente, existen aquellos que atraviesan situaciones dolorosas, como duelo, enfermedades o dificultades financieras, entre otras”, explica la psicóloga clínica Catalina Sepúlveda Sáez.
También se encuentran las personas que enfrentan a problemas de salud mental, “y la disparidad entre su realidad y la felicidad aparente de los demás puede no solo provocar, sino también exacerbar, la sintomatología. Esto puede llevarlos a añorar a aquellos que ya no están presentes o recordar circunstancias que les resultan particularmente difíciles de afrontar”, comenta la especialista.
Mientras nos sumergimos en la temporada festiva, es imperativo reconocer los cambios emocionales que pueden surgir bajo la presión social de lo que se espera sentir y hacer durante las festividades de fin de año.
En este sentido, la fundadora del sitio especializado PsicologíaCompartida.com advierte que “la publicidad, y en ocasiones incluso nuestra propia familia, nos impone la idea de que debemos estar felices constantemente.
Entre las causas más comunes que lleva a una persona a ceder ante la presión social se puede mencionar el hecho de evitar sentirse rechazado. “Y esto puede llevar a las personas a tomar decisiones poco acertadas, y a realizar actividades con las que en verdad no se sienten cómodas. Para quienes no sienten a flor de piel la alegría o la energía del año nuevo, por favor recuerden que todos somos diferentes, y que es válido no estar felices todo el tiempo”, sostiene Sepúlveda.
La profesional destaca la importancia del autochequeo como clave fundamental. Del mismo modo, señala que «si los síntomas emocionales o psicológicos empeoran hasta el punto en que no puedes manejar la vida diaria, o si persisten durante más de 3 semanas, es crucial buscar ayuda».
En esta misma línea, Catalina Sepúlveda subraya que «aunque la ansiedad y el estrés son estados emocionales esperables en ciertas circunstancias, si se prolongan excesivamente, pueden transformarse en problemas más difíciles de manejar».