La ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Arredondo, junto al ministro de Educación, Nicolás Cataldo, lanzaron la Política de Educación Artística y la Política de Educación Patrimonial. Estas iniciativas buscan garantizar el derecho a la educación cultural y artística de todas las personas a lo largo de la vida, especialmente para los niños, niñas y jóvenes, promoviendo el acceso a experiencias formativas de calidad en la educación formal y no formal.
«La educación, la cultura y el patrimonio son tres dimensiones fundamentales para el desarrollo integral de nuestras sociedades y democracias. Cada una contribuye a la formación de las personas, a la construcción de identidades colectivas, y a la generación de un sentido de pertenencia. Son bienes indispensables para el bienestar personal y la construcción de una mayor cohesión social», dijo la ministra de las Culturas, Carolina Arredondo. Además, agregó que «como Gobierno estamos dando un paso concreto en el fortalecimiento de este ámbito, con las primeras políticas que tendrá Chile en esta materia, lo que supone el cumplimiento de un compromiso del Programa de Gobierno en educación, cultura y arte».
El ministro de Educación, Nicolás Cataldo, aseguró que «estamos contentos de concluir un trabajo técnico que se ha desarrollado por harto tiempo, que materializa una serie de acciones que van en la línea de potenciar la formación integral. Uno de los flagelos de nuestro sistema educativo es la violencia. Creemos que una educación integral apuesta por un bienestar socioemocional, y éste apuesta por una comunidad sana, capaz de dialogar, reflexionar, resolver pacíficamente sus conflictos».
En cuanto al plan nacional
Contar con estas políticas permitirá, para efectos de la educación artística, desarrollar un Plan Nacional de Artes en la Educación. Para el ámbito patrimonial, la política articula y fortalece el quehacer en materia de educación patrimonial.
Ambas políticas se trabajaron mediante procesos participativos. Se convocó a diferentes agentes de la educación artística y de la educación patrimonial, para que pudieran aportar con propuestas que permitieran establecer el objetivo general de cada política y sus ejes temáticos. Además, el diálogo aportó insumos para fijar los objetivos específicos y las líneas de trabajo y actores responsables para su implementación.