Uno de los ejes centrales de la reforma de pensiones considera el reemplazo total del retiro programado por una modalidad de renta vitalicia con una serie de modificaciones, lo que traería un cambio en los fondos de pensiones.
En medio de un intenso debate sobre el futuro de las pensiones en Chile, la reforma previsional propuesta por el gobierno de Gabriel Boric ha cobrado protagonismo. Este ambicioso proyecto busca transformar el sistema de pensiones del país, con posibles repercusiones significativas.
Según lo anunciado por el gobierno, la reforma de pensiones tiene 3 puntos centrales.
En primera instancia, está el aumento de la Pensión Garantizada Universal (PGU) para poder aumentar el valor de las pensiones entregadas y no disminuyendo el riesgo de que la población jubilada entre en pobreza, beneficiando principalmente a aquellos con menores pensiones.
En segundo lugar, está la nueva cotización adicional del 6% cubierta por los empleadores, dinero que (en parte) irá destinado a la creación de un seguro social común y que otorgará una serie de beneficios, tanto para los jubilados como para quienes aún no se retiran.
Y, por último, el tercer punto fundamental que propone esta reforma es la eliminación de la modalidad de pensión de retiro programado a cargo de las AFP, la cual es la modalidad más común y representa a más de la mitad de afiliados del país.
¿Cómo funcionan las modalidades y qué pasará con la reforma previsional?
En la modalidad del retiro programado las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) gestionan los fondos acumulados por los afiliados y, al momento de la jubilación, proporcionan pagos mensuales basados en diversos factores como el saldo de la cuenta, tasas de interés y expectativa de vida.
En lugar de este sistema, la reforma propone la adopción general de la modalidad de renta vitalicia. En este plan, las compañías de seguros se encargan de administrar los fondos de los afiliados y ofrecen pensiones fijas, estables, invariables y de por vida.
Sin embargo, aunque la renta vitalicia asegura estabilidad en los pagos, no permite la transmisión de herencia a beneficiarios legales, a diferencia del retiro programado.
Por lo que la reforma también ha planteado resolver las desventajas de la renta vitalicia en términos de herencia, ya que se ha propuesto la posibilidad de modificar este plan para que, en casos de fallecimiento, puedan dejar una herencia a los beneficiarios designados.
Dentro del debate político, la oposición ha presentado alternativas, incluyendo la idea de implementar un Seguro de Longevidad (SL). Este enfoque calcularía las pensiones en función de una esperanza de vida menor y cubriría pagos mensuales durante el período de “sobrevida” del afiliado.
Sin embargo, algunos expertos en pensiones han expresado dudas sobre la viabilidad y eficacia de esta propuesta en comparación con las rentas vitalicias, dejando en claro que esta medida no se ha planteado de buena manera para poder reemplazar a esta modalidad.
La discusión entre el oficialismo y la oposición continúa, mientras ambos bandos buscan un equilibrio entre aumentar las pensiones, garantizar la herencia y mantener la sostenibilidad del sistema previsional.
El resultado final de esta reforma tendrá un impacto profundo en el panorama de las pensiones en Chile y en la vida de millones de ciudadanos. El futuro de las modalidades de pensión está en juego y el país espera una resolución que beneficie a sus jubilados.
