Francia vive una crisis social luego de que la policía asesinara a tiros a Nahel, un joven franco – argelino de 17 años que se negó a un control de tráfico el pasado 27 de junio, se acusa uso indiscriminado de la fuerza, además de racismo institucionalizado, algo que ha sido negado por la misma policía francesa. Por otro lado, el uniformado responsable de los hechos fue puesto en prisión preventiva acusado de homicidio intencionado.
En respuesta a lo sucedido, grupos violentos saquearon tiendas de ropa, vandalizaron lugares de la ciudad, quemaron autos y edificios públicos. Se han suspendido conciertos y se adelantaron horas de cierre en locales comerciales. La primera ministra Élisabeth Borne señaló que “Se trataría de individuos muy violentos y muy jóvenes” que “No son representantes de los habitantes”.
De acuerdo con el gobierno francés, la mayoría de los protestantes son jóvenes entre 14 y 25 años, quienes se ponen de acuerdo para salir a las calles por redes sociales, específicamente Tik Tok y Snapchat. Pese a los 40.000 policías desplegados, ha sido difícil controlar la masa de protestantes que se movilizan por las distintas ciudades francesas, por lo que Emmanuel Macron, presidente del país, ha solicitado “medios adicionales”, además de hacer un llamado a los padres a responsabilizarse por sus hijos y solicitar a las plataformas digitales la eliminación de cierto “contenido sensible” que podría incitar a la violencia.