Desde noviembre, los conductores chilenos enfrentan un conjunto de reglas más estrictas y sanciones elevadas bajo la nueva versión de la Ley de Tránsito, identificada como 21.601. Esta ley, promulgada con la intención principal de combatir el robo de vehículos, impone una serie de nuevos requisitos y castigos a quienes incumplen.
Entre las principales modificaciones se incluye la obligatoriedad de grabar la patente en ciertas partes del vehículo, una medida que busca dificultar el robo y la reventa ilegal de autos. Las sanciones por no cumplir con esta norma varían significativamente, imponiendo multas que oscilan entre aproximadamente 64.000 y 96.000 pesos chilenos.
Además, la ley se endurece considerablemente en casos de uso de placas patente falsas o adulteradas, estableciendo sanciones que pueden llegar hasta los 6.396.000 pesos chilenos. Asimismo, se penaliza el retraso en la inscripción de vehículos recién adquiridos en el Registro Civil, o el proporcionar una dirección falsa durante la transacción, con multas que pueden ascender hasta los 4.797.000 pesos chilenos.
Una disposición notable de la nueva ley es la necesidad de que los vehículos nuevos se vendan únicamente a través de vendedores autorizados por el Servicio de Registro Civil, una medida que busca estrechar el control sobre la venta y registro de vehículos.
Endurecimiento de las multas y penas
La ley no solo se enfoca en los conductores, sino que también establece sanciones para las estaciones de servicio que vendan combustible a vehículos que carezcan de placas patentes visibles. Las multas en estos casos pueden ser sustanciales, llegando hasta los 6.396.000 pesos chilenos.
Otro aspecto crucial de la ley es la inclusión de penas de cárcel para delitos graves como la venta de vehículos robados. Además, se establecen especificaciones detalladas sobre los tipos de luces y focos permitidos en los vehículos y se refuerza la obligatoriedad del uso de cascos y otros elementos de seguridad para ciclistas y motociclistas.
Finalmente, la ley amplía los motivos por los cuales la policía puede retirar vehículos de circulación, incluyendo la falta de permiso de circulación, la ausencia de certificados de revisión técnica y seguro obligatorio, así como la adulteración de placas patentes o del número de identificación del vehículo.
En resumen, la Ley de Tránsito 21.601 representa un esfuerzo significativo de las autoridades chilenas para mejorar la seguridad vial y reducir la incidencia de robo de vehículos, imponiendo rigurosas sanciones para asegurar su cumplimiento.