Joaquín Cociña, artista visual de Beau is Afraid: “Estamos en un momento donde se están financiando proyectos extraños, novedosos, y eso es muy bello”

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Como una versión retorcida de The Truman Show (1998). Así describe Joaquín Cociña el último trabajo de Ari Aster, una de las voces más reconocidas de Hollywood tras éxitos de taquilla como Hereditary (2018) y Midsommar (2019). Beau is Afraid es la nueva pieza que el director estadounidense ofrece al público, un thriller de tintes surrealistas que narra el colosal viaje que debe emprender el protagonista para llegar a la casa de su amenazadora madre.

Joaquín Cociña y Cristóbal León son los dos artistas chilenos que lideraron el proceso de creación audiovisual del fragmento animado de la película, conocido entre la crítica como la secuencia “Hero Beau” (Beau héroe), precisamente por los tintes míticos que representa: el viaje de un héroe hacia su liberación. La dupla audiovisual se conoció en 2007 y desde ese momento comenzaron a trabajar, formando una relación tanto profesional como de amistad. Actualmente, son reconocidos dentro de la escena artística nacional por trabajos como “La Casa Lobo” (2018) y “Los Huesos” (2021), que han sido ampliamente aclamados por su dominio técnico. De hecho, a partir de estos trabajos fue que conocieron al cineasta norteamericano.

—¿Cómo entablaron contacto con Ari Aster?

Nosotros conocimos a Ari por esta película, Beau tiene miedo. Lo que pasa es que la película tuvo un proceso muy largo de producción. Empezamos a conversar con él porque una agencia de talentos con la que trabajamos en EE.UU. le envió el vínculo para ver “La Casa Lobo”, que fue nuestro primer largo de animación. Él tenía la idea de hacer este interludio animado en su película y cuando vio nuestra animación, de alguna forma le “cuajó” la idea de cómo hacerla, aunque finalmente terminó siendo algo estéticamente muy distinto a nuestro largometraje de stop motion. En esa época, justo estábamos empezando a trabajar en el siguiente corto, “Los Huesos”, y lo invitamos a trabajar con nosotros. Esto fue previo a la época de entrar a trabajar de lleno en Beau is afraid. Ha sido una relación súper linda porque Ari es un gran artista y es una persona con mucha vocación de colaboración.

Still de “La Casa Lobo”, primer largometraje animado realizado por Joaquín Cociña y Cristóbal León. Ari Aster se acercó a los animadores chilenos luego de ver este trabajo.

LOS DESAFÍOS DEL TRABAJO ARTÍSTICO A DISTANCIA

Sin dudas, la vocación de colaboración en el trabajo fue esencial en el proceso, no solamente por la magnitud de la obra y la cantidad de profesionales involucrados en su producción, sino que también por las circunstancias extraordinarias en las que se desenvolvió el trabajo: los estragos que dejó la pandemia del COVID-19 y la obligación de teletrabajo por casi dos años.

Solamente en el fragmento “Hero Beau”, de unos nueve minutos de duración, trabajó más de una veintena de personas en total durante alrededor de un año y medio: “de Chile fuimos 23 personas que trabajamos en la película”, señala Cociña sobre el tamaño del equipo. “Nosotros no dirigimos la secuencia en sí, en el fondo lo que hicimos fue colaborar con Ari Aster para lograr el producto que él quería”, aclara.

El equipo, además, debió realizar la producción audiovisual completamente a distancia. Maquetas planteadas en Chile, que luego fueron ensambladas en Canadá bajo la dirección remota de un artista en Londres son algunas de las aventuras técnicas de la película: “Todo lo hicimos a distancia. La producción de esta secuencia se hizo a distancia, lo cual fue bien loco y muy pandémico”, cuenta el realizador visual. “Yo conocí a Ari ahora cuando fui a Nueva York a la premiere. Cristóbal no pudo viajar, ¡aún tiene la versión 2D de Ari!”, bromea.

—¿De qué manera enfrentaron el desafío técnico de un ensamblaje a distancia de una película de estas características?

Mira, a mí me cuesta harto sacarle cosas positivas al tema de la pandemia. Junto a Cristóbal hemos hecho nuestra vida artística en torno a estar poco tiempo en el computador: animamos cosas físicas, hacemos instalaciones, siempre trabajamos de maneras donde haya que mover el cuerpo, que es una forma de mantener la salud física y psicológica. Entonces, estar pegado en el computador por tanto tiempo, fue muy difícil e intenso. Pero, por otro lado, no podríamos haber hecho esto previo a esta época. Hicimos diseños en Chile que se terminaron construyendo a tamaño real en Canadá, luego hicimos maquetas y fotografías acá que fueron ensambladas en BFX en Canadá, coordinadas por alguien en Inglaterra que estaba en su casa. Hay algo medio mágico y extraño en todo eso. Subíamos las cosas a un servidor y nunca tuvimos reuniones con la gente de efectos especiales, ¡imagínate! Si se me cruzan por la calle no los reconocería, no tengo idea quiénes son. Ellos recibían los archivos y respondían por mail: “esto está ok”, “recibo conforme” o “está bien el archivo”.

—¿Cuál fue su estrategia para coordinar las diferentes capas sobre las que tenían que trabajar técnicamente para desarrollar la secuencia?

Con nuestro equipo hicimos por lo menos tres cosas: diseño y desarrollo visual; animación con distintas técnicas; y también maquetación. En cada plano de la secuencia había por lo menos tres técnicas distintas, a veces más. Hicimos muchas cosas que se construyeron en Canadá para que Joaquin Phoenix y los otros actores pudiera interactuar con ese espacio; hicimos maquetas acá en Chile que se compusieron después con efectos especiales; también hicimos mucha animación sobre ese material. Era una especie de mezcla de técnicas y cada plano tiene un criterio distinto para ser abordado. Hay planos de cinco segundos en los que tuvimos que trabajar durante meses. Creo que otra de las características de la secuencia es que un 95% de las texturas que se ven están hechas a mano, todas las texturas son del mundo real y eso supone un gran desafío.

Still de la secuencia animada de Beau is Afraid, liderada por Joaquín Cociña y Cristóbal León. El diseño de arte de fue planificado en Chile, y las maquetas de tamaño real se ensamblaron en Canadá. En el frame, Joaquin Phoenix interactúa con objetos reales diseñados por los animadores chilenos.

UN GUIÓN INNOVADOR QUE MARCA UNA ETAPA EN LA HISTORIA DEL CINE

Más allá de los desafíos que supuso la producción, Joaquín Cociña se queda con la idea de que la película se enmarca en una etapa del cine donde se está dando paso a proyectos ambiciosos, tanto en términos técnicos como narrativos. Proyectos osados que permiten una inversión del público en el relato y lo que puede llegar a ofrecer la pantalla.

—¿Cómo fue para ustedes leer el guion por primera vez, tener esa propuesta en sus manos?

A mí me pasaron muchas cosas. El guion que leímos en un principio resultó ser muy parecido al producto final de la película, que te lleva por lugares extraños y evoluciona de maneras muy curiosas. Me pareció un gran guion y me sorprendió que le hubieran dado tanta plata para la producción, porque es un presupuesto super elevado. Cuando terminé de leerlo, recuerdo que quedé con esta sensación de decir: “¡Wow! Qué extraño y hermoso guion. Qué curioso que esta película vaya a existir”. Estamos en un momento donde se están financiando proyectos extraños, novedosos, y eso es muy bello. Una de las cosas que ha pasado respecto a la película es que ha habido reacciones muy virulentas y otras muy positivas, no hay medias tintas. Eso te habla muy bien del producto final, porque claramente deja una impresión en el público.

—Es una película de temática bastante oscura, más allá de los colores brillantes en la pantalla…

Algo que nos empezó a pasar con Cristóbal cuando empezamos a trabajar con Ari es que pensábamos que quería algo parecido a lo que nosotros habíamos hecho anteriormente, que suelen ser trabajos oscuros, que juegan harto con lo ominoso. Y no era eso, curiosamente. Él quería otra cosa. Yo creo que pasa algo medio fascinante, y es que esta película es el trabajo más oscuro que él ha hecho en términos temáticos, pero en la pantalla él quería mucha luz, colores vivos, precisión. ¡Y nosotros somos animadores que tendemos a hacer cosas estéticamente muy oscuras! Ari quería que nuestra secuencia de Beau fuera bella, no terrible ni tenebrosa. Así que si estábamos animando y aparecía algo de apariencia perversa, creepy, teníamos que editarlo porque sabíamos que Ari quería que el momento de nuestra secuencia fuera estéticamente muy placentero. Eso fue súper difícil para nosotros con Cristóbal porque solemos trabajar con colores mucho más oscuros. Tuvimos que llamar a muchos amigos y amigas para poder llegar al tono que se ve en la película.

—¿Qué esperarías de la recepción del público?

Yo esperaría que las personas vayan a verla porque, una vez dentro, les van a pasar cosas. Yo creo que es una gran película, que probablemente va a estar marcada en la historia del cine como una película importante por múltiples razones. Ari ya es un gran cineasta y tiene apenas 37 años. La película tiene algo muy bueno y es que te lleva a lugares inesperados, algo que el cine puede hacer de manera muy bella. Y esta película te lleva a lugares muy distintos. Además, fue grabada con mucho conocimiento del arte del cine. Le recomiendo a las personas que la disfruten, y también que la padezcan. Una de las cosas más fomes que a uno le puede pasar en el cine es saber exactamente qué le va a pasar. Esta es una película que te lleva a lugares inesperados, sin duda.

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