Desde la revelación por parte de la NASA sobre evidencias que comprobarían la existencia de vida extraterrestre, la teoría conspirativa Blue Beam, ha tomado fuerza entre los internautas que a través de redes sociales han compartido y viralizado la información.
La teoría se remonta al año 1994, cuando el periodista canadiense Serge Monast difundió su hipótesis, la cual sostiene que las elites de poder planean establecer un nuevo orden mundial a base de la tecnología, como en este caso, donde a través de inteligencia artificial se proyectarían hologramas con el fin de crear impacto en la población mundial, como forma de mantener el control de quienes manejan importantes sectores económicos, sociales y políticos.
De acuerdo a Monast, estas proyecciones serían imágenes religiosas, ángeles, dioses, o cualquier otro simbolismo que provoque la sensación de que el mundo está cambiando y necesita de un nuevo orden a nivel global. Según lo planteado, el proyecto constaría de tres pasos.
Las tres etapas de Blue Beam
- Durante esta primera etapa, la humanidad sufriría una pérdida considerable de su conocimiento histórico y de los vestigios arqueológicos y científicos, para que en un futuro fuera difícil desmentir las teorías que se pretenden imponer. En esta primera etapa también se prepara a la sociedad para que piensen que una invasión extraterrestre puede ser posible. Según Serge Monast, esta etapa ya comenzó hace tiempo.
- Ya en una segunda etapa, se contempla el uso de hologramas para complementar el relato, como ejemplo, se expone la simulación de naves espaciales en el cielo.
- La tercera etapa se titula “comunicación telepática bidireccional electrónica” y consta de la emisión de ondas de baja frecuencia emitidas directamente al cerebro, con el fin de inculcar ideas y creencias en la población.
Según el supuesto, de esta manera el mundo se descontrolaría y aquí, es donde tomaría control el “nuevo orden mundial”. Los fanáticos de las teorías conspirativas asumieron la muerte de Monast, como una prueba de legitimidad, ya que el periodista murió de forma “sospechosa” tras denunciar persecución del gobierno.
Si bien, el canadiense sucumbió de un infarto luego de un periodo en la cárcel, todavía son muchos quienes atribuyen el hecho a un asesinato.
Cabe aclarar que la información es a base de una teoría conspirativa, que no tiene sustento comprobado y que se ha ido distorsionando y adaptando a través de la crecida participación en redes sociales, principalmente Tik Tok.