El pasado miércoles, un grupo de militares nigerinos tomó el poder del país y retuvo al presidente Mohamed Bazoum, además de anunciar el cierre de las fronteras terrestres y aéreas, la disolución de la constitución y la instauración del toque de queda.
El golpe de estado da lugar ante el aumento de la crisis económica y de la inseguridad en el país, relacionado con el incremento de las operaciones de los grupos terroristas del Estado Islámico y Al Qaeda.
“Se van a salvaguardar los logros obtenidos con tanto esfuerzo. Todos los nigerinos apegados a la democracia y la libertad velarán por ello” publicó Bazoum a través de sus redes sociales.
El motín comenzó durante las primeras horas del miércoles, cuando un grupo de la Guardia presidencial bloqueó los accesos del palacio e hicieron un llamado para que las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional se unieran a ellos en su levantamiento contra Bazoum. Posteriormente, el grupo de militares se presentó en televisión nacional para anunciar la destitución del presidente.
Las acciones de este grupo que se hace llamar Consejo Nacional para la Salvaguardad de la Patria, ha provocado una serie de reacciones condenatorias por parte de la comunidad internacional, además de obtener apoyo de países como Estados Unidos, España y Francia, quienes exigieron la liberación de Bazoum y la conservación del orden constitucional.
Hace dos años el país también vivió una situación similar cuando las autoridades nigerinas planificaron un golpe militar contra Bazoum dos días antes de su investidura, situación que finalmente no se concretó.