Según cifras de la «Mesa Regional Mujer y Minería de Chile» la industria minera cuenta con un 17% de incorporación laboral femenina.
La inclusión de la mujer en la fuerza laboral industrial ha sido desde hace mucho un tema relevante para el país. Pese a ello, la pandemia alteró no sólo la forma de trabajar, sino la agenda y la visibilidad de algunos temas. Hoy, con la continua normalización de los procesos, «la equidad de género laboral» nuevamente cobra gran relevancia. Un tema que en esta fecha es bueno relevar y revisar.
Es un hecho claro que el país, a través de diversas políticas públicas y las empresas con sus procesos de contratación y políticas corporativas, han realizado grandes esfuerzos por incorporar a las mujeres a la actividad laboral, sobre todo en aquellas áreas productivas u operativas ocupadas tradicionalmente por hombres. No sorprende entonces que sea la industria minera la que haya liderado las políticas de inclusión laboral femenina industrial.
«La industria minera, y en particular la minería de Atacama, han sido líderes en la integración de la mujer en la cadena productiva. Es por eso que hoy no es sorpresa ver a mujeres, destacadas profesionales, conduciendo camiones de alto tonelaje o liderando procesos operativos. La mujer en minería hace mucho que dejó de ser una anécdota para ser una realidad que cada vez más se consolida y crece», dijo Juan José Ronsecco, presidente del Directorio de CORPROA.
Según cifras de la «Mesa Regional Mujer y Minería de Chile» la industria minera cuenta con un 17% de incorporación laboral femenina, lo que se sitúa por sobre el promedio nacional que alcanza un 14%, de acuerdo al artículo «Equidad de género laboral: una tendencia en crecimiento en Chile» publicado en Minería Chilena.
De acuerdo a Cinthia Rojas Bown, subgerente de Encadenamiento Productivo y Estudios de CORPROA, «esta tendencia tiene gran importancia a la hora de replicar políticas de inclusión femenina al interior de las empresas, dado que estas compañías impulsan políticas que transcienden, permeando a sus proveedores, con lo que cual se instala el tema. Hace años atrás era casi imposible la entrada de la mujer a una faena minera, ya sea por normativa, creencias populares, o simplemente porque era mal visto. Ahora es completamente diferente, dado que la industria minera tiene inserto en sus programas la inclusión de la fuerza laboral femenina, trabajando en ello junto a las comunidades
donde se ubican. Sin embargo, persisten otras materias a abordar, como la equidad salarial, la compatibilidad de la vida laboral y las obligaciones que mayoritariamente son de responsabilidad, casi en exclusiva, de las mujeres, cuestiones que hay que ir trabajando en lo sucesivo».