Se trata de Diplostephium paposanum, de la familia de las margaritas. Un arbusto de hojas suculentas, con flores blancas y amarillas que crece enraizando entre las rocas del sitio.
Una nueva especie de planta denominada Diplostephium paposanum, fue descubierta en Quebrada Botija, al norte de Paposo, en la Región de Antofagasta, por un equipo de investigadores y botánicos que forman parte del estudio “Diagnóstico y conservación de la flora costera de la Región de Antofagasta”, que coordina la Seremi del Medio Ambiente, financia el GORE Antofagasta a través del FNDR y ejecuta el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA).
La nueva flor, de la familia de las margaritas, pertenece a un género de plantas llamadas Diplostephium, que significa “doble corona”, refiriéndose a sus frutos que tienen dos hileras de pelos en la parte superior y que parecen dos coronas concéntricas. Es un arbusto de hojas suculentas, con flores blancas y amarillas que crece entre las grietas de las paredes de roca de la Quebrada Botija.
De acuerdo a lo indicado por expertos botánicos del INIA, las especies de Diplostephium eran conocidas exclusivamente en los Andes tropicales, nunca a alturas menores de 2.500 msnm, por lo que la planta descubierta correspondería a la especie más austral del género y la única que habitaría cerca del mar.
Hallazgos
Según relató el Ingeniero Agrónomo e investigador del INIA, Sergio Ibáñez, “el equipo de nuestro Instituto recorrió por completo la Quebrada Botija, que queda entre la Quebrada Miguel Díaz y Caleta El Cobre, al norte de Paposo, contabilizando las plantas de esta especie y estudiando su presencia en el lugar. Se colectaron muestras de ella y luego fueron estudiadas en el laboratorio, para finalmente, determinar que no correspondía a ninguna especie conocida para la ciencia”.
Agregó que en noviembre del 2021, en el marco del proyecto “Diagnóstico y conservación de la flora costera de la Región de Antofagasta”, se organizó un seminario divulgativo sobre el conocimiento de las plantas de la Región. Instancia en la que además de comentar los avances del estudio, se invitó a destacados botánicos para hablar sobre sus investigaciones. Entre ellos, asistió Andrés Moreira, académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, quien compartió el hallazgo de la misma especie de margarita de la Quebrada Botija.
“Gracias a este seminario –comentó Ibáñez-, armamos un equipo de trabajo para reportar el descubrimiento de esta especie el que integraban también Andrés Moreira, Mélica Muñoz y Rosa Scherson, investigadoras del Museo Nacional de Historia Natural y de la Universidad de Chile respectivamente. Descubrimos que las especies de Diplostephium eran conocidas exclusivamente en los Andes tropicales, pero no tan cerca del mar como era el caso del hallazgo. Fue bautizada como Diplostephium paposanum, para destacar su origen y resaltar la importancia de esta localidad como un refugio de flora particular”.
“Esta especie –continuó- se encontró en una localidad, donde convive con una pequeña explotación minera, por lo cual correspondería tomar medidas para su conservación. Hasta el momento, se han colectado semillas para su conservación a largo plazo en el Banco Base de Semillas del INIA. De igual manera, y al igual que muchas especies raras y extremadamente amenazadas de la zona, se está investigando su propagación, en caso de ser necesaria la reintroducción en su hábitat en el futuro”, precisó el profesional.
Redescubrimientos
La costa del desierto de Atacama es un lugar de alto valor para la biodiversidad debido a sus condiciones topográficas que captan la humedad desde el océano, permitiendo un gran desarrollo de formaciones vegetacionales llamadas “lomas” u “oasis de nieblas”. La presencia de estas formaciones en medio del desierto más árido del mundo, las deja en un fuerte aislamiento, que permite contener una flora que no se observa en ninguna otra parte.
En esta zona es posible encontrar especies presentes en climas más húmedos del sur de Chile, de países tropicales o de Los Andes altiplánicos. Y una significativa proporción de la flora de la costa de la Región de Antofagasta es endémica de este lugar.
Ibáñez precisó que “a pesar de la importancia de esta flora, debido al aislamiento de la costa en la Región de Antofagasta, sumado a la escarpada topografía de la Cordillera de la Costa en este lugar, el conocimiento de la flora presenta muchos vacíos. Por otra parte, las amenazas causadas por actividades humanas en la zona hacen urgente la investigación para tomas de decisión en conservación”.
De allí la utilidad de realizar este estudio, precisó el seremi del Medio Ambiente de la región, Gustavo Riveros, quien resaltó que “gracias a esta iniciativa, que estamos desarrollando junto al INIA, se ha podido evaluar el estado de la flora en la actualidad. Durante las campañas en terreno realizadas por este proyecto, se han registrado nuevas localidades de presencia de especies extremadamente raras de la zona, al mismo tiempo que se ha podido reencontrar especies desaparecidas hace casi un siglo y descubrir especies nuevas para la ciencia como lo es la flor encontrada en Quebrada Botija. Esto nos tiene muy contentos respecto del objetivo de este estudio, como lo es la conservación de nuestra abundante flora costera regional, la que en su mayoría es endémica”.
Por su parte, el Gobernador regional de Antofagasta, Ricardo Díaz, resaltó que “la Región de Antofagasta se debe reconocer por ese elemento mágico misterioso que tiene en las quebradas, en sus ecosistemas presentes cerca del borde marino, también en los distintas vertientes y en los distintos humedales que hay. Allí es posible ir descubriendo vidas y que esta vida tenga características singulares y especiales, por eso estamos muy contentos con este proyecto financiado con fondos del gobierno regional y que ha permitido reconocer este descubrimiento de esta nueva flor, que le da a nuestra región un nuevo motivo de orgullo y de satisfacción”.
Así también, el presidente de la Comisión de Salud y Medio Ambiente del Core Antofagasta, Víctor Guzmán, comentó que “esta noticia justifica los esfuerzos y los apoyos económicos del Consejo Regional. Nos enorgullece ser parte de este hallazgo. Desde la comisión de salud y medio ambiente del CORE seguiremos apoyando este tipo de proyectos”.
En tanto, Carolina Pañitrur, Directora del proyecto y Encargada del Banco Base de Semillas de INIA, destacó que “como equipo INIA estamos orgullosos y esperanzados con este descubrimiento. Este proyecto nos ha permitido estudiar la vegetación de la zona costera de la Región de Antofagasta por más de 3 años, con el fin de conservarla y protegerla a través de diferentes acciones. El hallazgo de esta nueva especie endémica de Paposo, es un gran hito para la ciencia y para nuestro país; pues como siempre se dice ‘solo se protege y conserva lo que se conoce y valora’. Esperamos seguir contribuyendo al conocimiento, valoración y conservación de la flora nativa de la región, la cual es particular y única en el mundo”.
Desafíos
Cabe precisar que el estudio Diagnóstico y conservación de la flora costera, que se encuentra en su etapa final, se desarrolla en torno a tres grandes ejes estratégicos planteados como objetivo: generar y poner a disposición una base de datos sobre la flora; establecer la conservación ex-situ de las especies de flora, además de acordar una cartera de proyectos en la línea de la educación ambiental y turismo sustentable; y finalmente difundir el valor del patrimonio florístico de la Región. Estos, para hacer frente al desafío de proteger ecosistemas vulnerables como el del Desierto Costero de Tocopilla y Taltal.