Un estudio pionero publicado en Frontiers in Plant Science ha desvelado los secretos de la historia evolutiva de los plátanos, proporcionando una visión sin precedentes de su proceso de domesticación y la compleja diversidad genética que han atravesado a lo largo de los milenios.
El estudio, denominado «Hybridization, missing wild ancestors and the domestication of cultivated diploid bananas» (Hibridación, ancestros silvestres perdidos y la domesticación de plátanos diploides cultivados), fue conducido por Julie Sardos junto a un equipo de expertos, y ha sido publicado en la prestigiosa revista científica Frontiers in Plant Science.
Los plátanos, científicamente conocidos como Musa spp., se encuentran entre las frutas más consumidas y apreciadas a nivel mundial. A pesar de su presencia constante en nuestra dieta actual, los plátanos que consumimos hoy son el fruto de más de 7,000 años de evolución y domesticación, habiendo sufrido cambios genéticos significativos desde sus formas ancestrales.
«El plátano se domesticó a partir de Musa acuminata (genoma A), una especie silvestre de las monocotiledóneas, hace más de 7,000 años, probablemente en la isla de Nueva Guinea», explican los autores en su investigación.
Metodología del estudio
El enfoque del estudio se centró en la hibridación y la introgresión como fuerzas evolutivas fundamentales en la domesticación de los plátanos. Para ello, los investigadores emplearon marcadores de SNP (polimorfismos de nucleótido único) generados para 154 cultivares de plátanos diploides y 68 muestras de Musa acuminata silvestre.
«Descubrimos altos niveles de mezcla en muchos cultivares y confirmamos la existencia de ancestros silvestres desconocidos con contribuciones desiguales al plátano diploide cultivado», destaca el estudio.
En Nueva Guinea, las variedades cultivadas presentaron una diversidad genética más elevada que su ancestro silvestre directo, que estaba recuperándose de un cuello de botella genético. «Las introgresiones, la selección equilibrada y la selección positiva fueron identificadas como mecanismos cruciales en la domesticación del plátano», continúa el informe.
Comparativa entre los plátanos antiguos y los actuales
Los plátanos modernos, en particular las variedades comerciales como el Cavendish, son predominantemente estériles y partenocárpicos, es decir, producen frutos sin requerir polinización. Si bien esta característica es favorable para el consumo, plantea desafíos para la cría natural y la diversidad genética.
Según el estudio, «los rasgos principales seleccionados durante la transición de silvestre a domesticado son la partenocarpia, es decir, la capacidad de formar frutos sin necesidad de polinización previa, y la esterilidad». Estas características garantizan la producción de frutas comestibles y carnosas libres de semillas, pero también complican la cría de plátanos.
En contraposición, los plátanos ancestrales poseían una mayor diversidad genética y solían contener semillas, lo que los hacía menos prácticos para el consumo directo. La domesticación inicial probablemente se enfocó en variedades que producían naturalmente menos semillas y más pulpa.
A través de miles de años, estos plátanos silvestres se transformaron, mediante la selección natural y humana, en las frutas sin semillas que conocemos hoy.
«Es fascinante conocer la historia de una de las frutas más consumidas por los chilenos, aunque no se cultive localmente», comenta Gabriel Massuh, propietario y fundador de Bagno, empresa importadora de esta fruta en Chile.
En resumen, mientras que los plátanos de antaño eran genéticamente diversos y llenos de semillas, los plátanos modernos son uniformes, sin semillas y más susceptibles a las amenazas ambientales. Este estudio no solo subraya la importancia de la conservación genética para la seguridad alimentaria futura, sino que también nos recuerda el increíble viaje de esta fruta sencilla desde su origen silvestre hasta nuestra mesa de desayuno.